Tienen la misma raíz etimológica, aunque estas disciplinas han tomado caminos muy distintos. En una famosa plática que Warren Buffet sostuvo con estudiantes de una preparatoria en Omaha, les decía que imaginaran que les regalaría un automóvil, el que ellos quisieran, pero tendrían una condición: el automóvil que eligieran no lo podrían cambiar nunca. Estaba hablando de su cuerpo y su mente, sólo tenemos uno y hay que saber cuidarlo.
En el mismo sentido, sólo tenemos un “eco”, un hogar, una casa, un planeta tierra y los excesos del siglo XX nos llevaron a darnos cuenta poco a poco de que el reloj del fin del mundo estaba muy cerca. Hoy en día varios países han hecho esfuerzos para despertar conciencia sobre nuestro planeta.
En el sector de las finanzas, poco a poco los administradores de fondos se han dado cuenta del impacto de los bonos verdes y de las inversiones de impacto. Y lejos de buscar salvar a los animales de la extinción, notaron que es una forma en la que en el largo plazo es más rentable ser responsables en cuanto al medio ambiente.
Con las inversiones de alto impacto o el llamado Global Impact Investing se busca generar valor en el dinero. Es una tendencia similar a la de los inversionistas “activistas” de colocar el capital o el dinero en empresas que generen un impacto en el aspecto social o ambiental. Alrededor del 2007 surgió la idea de tomar las riendas del capital. Un error clásico por los amantes del dinero de creer que cualquier rendimiento es un buen rendimiento.
Mientras que la inversión de impacto, por su lado, se refiere a las inversiones hechas en compañías, organizaciones y fondos de capital con la intención de generar un impacto medible, beneficio social y un impacto ambiental de la mano con un retorno financiero.
La idea de hacer inversiones de impacto es financiar empresas, fondos u organizaciones que busquen resolver problemas sociales o ambientales. Tradicionalmente se enfocan en mercados emergentes o en desarrollo con el lema de que el inversionista puede buscar rendimientos debajo del mercado o por encima del mercado. Lo que dependerá del mercado, en el caso de México estamos hablando del IPC.
El inversionista de impacto busca activamente colocar el capital en industrias innovadoras, desde energía renovable hasta servicios que se enfoquen en personas que estén en la base de la pirámide –servicios básicos, casa, educación, salud, microfinanzas y agricultura sostenible–. Dependiendo del fondo son los activos en los que deciden invertir y las clases que pueden ir, como private equity, fondos de capital de riesgo o incluso instrumentos del mercado de deuda.
El mecanismo que hoy en día existe y está disponible a través de los mercado de valores es un ETF del que he hablado en ocasiones anteriores. De la empresa Spider Shares o el SPDR Gender Diversity que cotiza en la bolsa de Nueva York. Otros grandes inversionistas han tenido el mismo acercamiento a los mercados y cada vez es más común la cultura de invertir con responsabilidad.
El mismo Warren Buffet tuvo este error cuando decía que compraba empresas a precios bajos que pudieran ofrecer retornos altos. Su socio le dijo, adquiere buenas compañías a precios bajos. Hablaba de comprar negocios que generen un impacto.
En efecto, hoy en día Berkshire Hathaway es una de las empresas más grandes del mundo. En el sector financiero se dieron cuenta de que pensar en el largo plazo es generar un impacto en el ambiente, en lo social. Dado que ahora existen horizontes de inversión para inversionistas institucionales de 100 años, es importante que tomen en cuenta las variables. De nada sirve generar rendimientos si no tenemos un mundo en el que podamos disfrutar y al que llamemos hogar.
*Asesor financiero especializado en fintech y coaching financiero.
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