POR AURÉLIEN GUILABERT*
En México, el derecho al permiso de paternidad está reconocido desde 2014, y consiste en una licencia de cinco días con goce de sueldo cuando el permiso por maternidad es de tres meses.
Nuestra sociedad patriarcal tiende a imponer un modelo de cuidado infantil enfocado en la responsabilidad materna. No solamente promueve la falta de responsabilidad del padre hacia el cuidado o la crianza equitativa, también fomenta la desigualdad laboral entre hombres y mujeres. Efectivamente, muchas mujeres se ven obligadas a sacrificar su carrera académica o profesional para criar a sus hijos. Claramente la legislación va atrasada en materia de corresponsabilidad parental, de equidad en cuanto al derecho laboral y al cuidado infantil.
La licencia de paternidad es una licencia laboral otorgada al padre después del nacimiento de su bebé, sobre la base de la licencia de maternidad. No solamente protege al padre de cualquier despido, también, desde una visión de seguridad social, debe permitir que el hombre pueda seguir recibiendo su ingreso por cuidar al recién nacido.
Además, dicha política representa un incentivo para que los hombres fortalezcan su presencia y su responsabilidad en la crianza, rompiendo estereotipos en cuanto a los roles socialmente establecidos. Al respecto, la Encuesta nacional sobre uso del tiempo del Inegi presenta que los hombres ocupan 12.4 horas a la semana en el cuidado de los hijos, mientras que las mujeres dedican más del doble de tiempo a la misma actividad con un promedio de 28.8 horas.
No obstante, no se trata de mencionar únicamente el tema desde los derechos laborales, sino que permite fomentar el aprendizaje, el bienestar y la armonía familiar; y sobre todo, contribuir al buen desarrollo de las niñas y los niños.
Desde 2014, se han presentado varias iniciativas en el Congreso de la Unión con el propósito de fomentar la crianza equitativa y la corresponsabilidad parental, sin embargo, todas permanecen en la congeladora legislativa.
Más de tres cuartos de los países que conforman la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) cuentan con políticas de licencia parental especialmente enfocadas en los hombres. Algunos países otorgan un cierto número de días o semanas de licencia con goce de sueldo a los hombres de manera específica. Tal es el caso de Portugal, Japón, Corea del Sur o los países de Europa del Norte, como en Noruega, que ofrece la posibilidad de tener acceso a una licencia de 14 semanas a partir del nacimiento del bebé. En otros (o incluso en los mismos antes mencionados además de dicha cuota para el hombre) se puede gozar un número de días de licencia parental a compartir entre el padre y la madre: un modelo de corresponsabilidad parental equitativo. Algunas iniciativas proponen hacer de la licencia de paternidad una obligación.
En los países donde existen dichos mecanismos, cabe mencionar, todavía una minoría de los hombres hace valer su derecho. La OCDE lo explica: por un lado, porque en algunas partes la remuneración no es equivalente al 100 % del sueldo de la persona; y por otro lado, por la diferencia salarial de un 15 % entre hombres y mujeres. A ello se agrega la persistencia de prejuicios dentro del sector laboral, particularmente en el gremio empresarial. El cambio debe provenir del Estado al garantizar y difundir ese derecho. También es necesario que el sector privado se comprometa en este tipo de acciones de responsabilidad social, contribuyendo a defender la igualdad de género, rompiendo el esquema machista de nuestra sociedad; incluso en otras temáticas, fuera del núcleo familiar.
*Fundador de Espacio Progresista, A. C. Asesor en estrategias de políticas públicas, incidencia social y cooperación internacional.
@aurel_gt