¿El desarrollo económico es consecuencia de un trabajo digno?, ¿cómo podemos aspirar a crecer como sociedad? Tal vez redistribuir el espacio y trabajar en políticas públicas que sí incluyan la bici en la cosmovisión de nuestro país sería un aliciente, no sólo para descongestionar el tránsito en las horas pico, también para de sumar una cantidad más digna de ingresos a quienes diario pagan por un deficiente transporte público; para desahogar las arterías de un país cuyo 73 % de la población padece sobrepeso u obesidad; para disminuir las emisiones de CO2.
¿Crees que lo anterior es irrelevante? Tan sólo un total de 35 000 millones de pesos al año se pierden en productividad a consecuencia de las congestiones viales, según cifras de Sin Tráfico. Aunado a ello, en México 16 000 personas mueren anualmente en hechos viales, mientras que 17 000 decesos más se asocian a la mala calidad del aire. Sin embargo, en la Ciudad de México continuamos con situaciones tan absurdas e inverosímiles como expedir una licencia de conducir sin que medie un examen de manejo.
Pero ¡uy!, pobre de ti si como ciclista tienes un accidente de tránsito y no traes puesto un casco, porque la forma más absurda de revictimizarnos es decir “y no traía casco”, como si eso fuera un aval para atropellarnos, aventarnos el coche, no prender direccionales o intermitentes, discriminarnos y gritarnos “jodidos” o no permitirnos apropiarnos del carril como dicta el artículo 17 del Reglamento de Tránsito de la CDMX.
El 80 % del espacio público de la capital del país está conformado por calles para vehículos automotores. En respuesta, la creación de la Ley de Movilidad de la Ciudad de México busca destinar más espacio a peatones y personas en bicicleta, con el fin de mejorar la calidad de vida a través de una movilidad eficiente, pues nosotros tenemos un papel prioritario en la pirámide de la movilidad.
La distribución del espacio público sí incide en el desarrollo económico, porque influye en cómo nos sentimos en temas de seguridad, en cómo nos percibimos y cómo nos relacionamos; en nuestra salud mental y, como dije antes, en nuestra productividad. Por ejemplo, uno de los índices de bienestar de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es el sentido de comunidad, y actualmente sólo el 80 % de las personas siente que tiene un amigo o pariente en quién confiar, aunque hace 10 años, el porcentaje era 88 por ciento.
El ciclismo urbano crea comunidad, y considero que vale la pena rememorar el artículo 5 de la Ley de Movilidad de la CDMX: “Movilidad es el derecho de toda persona y de la colectividad a realizar el efectivo desplazamiento de individuos y bienes para acceder, mediante los diferentes modos de transporte reconocidos en la Ley, a un sistema de movilidad que se ajuste a la jerarquía y principios que se establecen en este ordenamiento, para satisfacer sus necesidades y pleno desarrollo”.
*Periodista. Autora de Rodada 2.0, marca que celebra la inclusión de la bici como estilo de vida en todas sus modalidades.
@Rodada2Punto0