Hace unas semanas, el mundo del arte se sorprendía cuando Girl with balloon (Niña con globo), una de las más conocidas pinturas en aerosol del artista callejero británico Banksy –cuya identidad permanece en el anonimato desde hace varios años– se autodestruía justo en el momento de ser vendida por 1.4 millones de dólares, en la prestigiosa casa de subastas Sotheby’s de Londres.
La pieza de arte urbano, que muestra a una niña que trata de alcanzar un globo con forma de corazón, era la última obra que se subastaba en la jornada, y había una gran expectación por ver la cifra final que podría alcanzar, pues se trataba de una pintura realizada por un grafitero desconocido que estaba en contra de la comercialización del arte y cuya leyenda le había dado la vuelta al mundo.
Sin embargo, apenas sonó el mazo de madera del subastador que marcaba el final de la puja, se activó un mecanismo con cuchillas escondido en el marco de la obra, cuya función era la de una especie de trituradora de papel que empezó a devorar el lienzo para hacerlo jirones ante la vista de todos.
Justo en ese momento, en la cuenta de Instagram de Banksy se publicaba una foto de Girl with balloon, con la leyenda: “¡Se va… Se va… Se fue!”
Girl with balloon, que apareció originalmente en 2006 en una pared en Great Eastern Street, en Londres, fue votada como la obra de arte favorita de los británicos. Luego, el año pasado, una persona que dijo ser la agente de Banksy llevó el cuadro con la pintura en aerosol a la casa de subastas, la cual incluía el marco donde se escondía la máquina trituradora. El lienzo fue analizado por expertos, quienes acreditaron que se trataba de un Banksy original, de ahí que dieran su visto bueno para subastarlo.
No faltaron quienes acusaron a Sotheby’s de ser parte de una “artimaña”, pero los directivos respondieron de inmediato que lo sucedido también a ellos los había tomado por sorpresa y no sabían qué hacer al respecto.
Se esperaba que la compradora de la obra, una coleccionista anónima, cancelara la compra y exigiera la devolución de su dinero, sin embargo, no fue así. Sotheby’s anunció que la venta había sido validada y la obra renombrada Love is in the bin (El amor está en la basura). “Banksy no destruyó una obra de arte durante la subasta, creó una ahí mismo”, afirmó Alex Branczik, el jefe del Departamento de Arte Contemporáneo de la firma.
La compradora, según Sotheby’s, dijo haberse sentido conmocionada, “pero poco a poco me di cuenta de que iba a poseer mi pedazo de historia del arte”.
Hay quienes creen que con su acto destructivo, que pretendía ser un duro golpe contra los mercaderes de arte, el tiro le salió por la culata al artista callejero, pues ahora la pintura, o lo que quedó de esta, con todo y su singular marco, se ha revalorizado más del triple de lo que pagó la coleccionista anónima.
El mismo Banksy, a través de un video en Instagram, reconoció que las cosas no resultaron exactamente como estaba previsto. “Hay gente que cree que realmente no se rasgó. Sí lo hizo. Hay gente que cree que la casa de subastas estaba al tanto. No lo estaba”, dijo, y explicó cómo había integrado el mecanismo en el espeso marco dorado que permitía rasgar la pintura. La idea era destruirlo por completo, pero el lienzo se atascó. “En los ensayos funcionó todo el tiempo”, comentó, mientras mostraba los intentos previos con otras reproducciones, que terminaban completamente trituradas.
Lo cierto es que Banksy, el rebelde artista antisistema, volvió a ser tema en el mundo del arte.
*Periodista especializado en cultura.
@rogersegoviano