La semana pasada, la Academia Sueca anunció la dimisión de uno más de los integrantes del prestigiado comité de 18 especialistas que anualmente se encargan de elegir al ganador del Premio Nobel de Literatura. Se trata de la séptima “renuncia” a dicho comité –sólo de noviembre pasado a la fecha–, como consecuencia de una serie de escándalos relacionados con abusos sexuales, uso indebido de fondos públicos y filtración de nombres de futuros ganadores del premio. A lo anterior se ha sumado un pésimo intento de control de daños que sólo ha empeorado las cosas.
De hecho, el asunto es tan grave que es muy posible que al momento de leer estas líneas, la Academia haya decidido cancelar para este año la entrega del Premio Nobel de Literatura, algo que no sucede desde los años de la Segunda Guerra Mundial. De ser así, sería un duro golpe a la literatura universal, y un fulminante nocaut a los métodos de premiación de la institución.
Si bien el Nobel de Literatura se anuncia en octubre, es en estas fechas cuando el comité de expertos hace un último filtro de los escritores que han sido propuestos por más de 700 instituciones culturales de todo el planeta, para quedarse con ocho o diez candidatos. Luego de leer, analizar y debatir la obra de los finalistas, la Academia Sueca selecciona al elegido y lo anuncia al mundo en el otoño.
Este año los escándalos han sacudido hasta los cimientos a la institución de 230 años de antigüedad, y en la polémica está Katarina Frostenson, académica desde hace 26 años, miembro asociado del Comité Nobel y esposa del dramaturgo y fotógrafo francés Jean-Claude Arnault, quien ha sido acusado de abuso sexual por 18 mujeres, y de quien también se sospecha que es el origen de la filtración de varios nombres de los ganadores, semanas antes de ser anunciados.
Concretamente, se dice que fue Arnault quien divulgó que los escritores franceses Jean-Marie Gustave Le Clézio y Patrick Modiano ganarían en 2008 y 2014, respectivamente. Incluso, a los dueños de la casa de apuestas Ladbrokes –que muchos utilizan como un termómetro para ver cuáles son los autores con más probabilidades– les pareció muy extraño que en esos años llegaran muchas personas a poner dinero por J.M.G. Le Clézio y Patrick Modiano, quienes eran muy poco conocidos y ni siquiera estaban entre sus listas.
Además, desde hace varios años, Katarina Frostenson y Jean-Claude Arnault son los promotores de Fórum, un centro cultural financiado por la Academia Sueca, que podría estar vinculado con malversación de fondos.
En un intento por apagar el fuego, la Academia anunció que había realizado sus propias investigaciones, pero que no había encontrado pruebas suficientes para saber si Frostenson le adelantó a su esposo el nombre de los ganadores del Nobel de Literatura, y este a su vez lo divulgó con más personas. Precisaron que tampoco descubrieron malos manejos en las finanzas de Fórum, aunque dejaron de financiarlo. Respecto a las acusaciones de abuso sexual en el centro cultural, dijeron que eso correspondía a las autoridades investigarlo y sancionarlo.
Aunque varios de los miembros de la Academia Sueca solicitaron la expulsión de Frostenson, se dijo que no podía darse, porque se trataba de un cargo vitalicio e irrenunciable. Incluso, se sometió a votación de todos los académicos una moción de censura pública a sus actos, pero sus partidarios ganaron por un estrecho margen. Después de eso, poco a poco, han dimitido quienes desaprueban a Frostenson, por lo que, al momento de entregar esta columna, la elección del Premio Nobel de Literatura 2018 estaba en entredicho. Una verdadera novela de suspenso.
*Periodista especializado en cultura.
@rogersegoviano